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PALO GUAYACAN

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Información del producto

Guayacan Corresponde a: Obatalá Es uno de los árboles más fuertes del monte y es muy brujo. Se asegura que es como el “Padre Santo” de todos los “nkuri” y que si se quema su madera despide el mismo olor de la carne de un cristiano que se abrasará. Si en el monte se destruye un “guayacán” que misterio tan profundo todos los árboles de aquél monte se secan y perecen. Hay que saber tumbarlo para que no haya perdición en el monte. Con este palo fuerte se construye un amuleto muy poderoso que se lleva en una bolsita forrada de cuero, adornada de cuentas y de un caracol. Se compone de guayacán con las tenazas y la punta del rabo de un alacrán (nkutu tatikanga), cabeza de araña peluda, un caballito del diablo, un ciempiés (se le cuentan 5 anillos), cabeza y corazón de aura tiñosa y de lechuza, corazón y uñas de gavilán, siete bibijaguas que deben cogerse cuando van cargando comida rumbo al bibijagüero (todo esto pulverizado, se entiende). Los que reciben este amuleto aprenderán de memoria las oraciones del “Justo Juez” de los “Santos Evangélicos”, del “Santo Sepulcro”, de la “Guía del Caminante” y de “Cruz de Caravaca”. Estas oraciones después de aprendidas se queman y las cenizas se incluyen en la bolsa, envueltas en un poco de algodón. Cuando ya está construido y alimentado este amuleto, se le enciende una vela y se le reza un “Padre Nuestro” y un “AveMaría” y un “Credo”. Al hablarle se le dirá siempre (antes de entrar en materia). Los muertos persiguen la cruz y la cruz va detrás de los muertos. El cristiano vivo, va detrás de la cruz. El Guayacán con Ceiba, Majagua, Yamao, Amansaguapo, Cambiavoz y Verbena, es inmejorable para dominar una situación “abayuncar” o avasallar a una persona. Y mucho mejor, si se le añade a esto un majacito, una culebra y tierra de tres sepulturas. El palo guayacán no tiene rival para combatir la sífilis. Los bajos con sus hojas “despojan” y vigorizan los cocimientos purifican la sangre. La resina se emplea por algunos pordioseros “muy vivos” que piden limosnas a nombre de Babá mostrando sus “iléanos” (unas llagas rojizas) y “acarameladas” que no existen en realidad y que finge admirablemente la resina del guayacán.

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