Poderosa colonia para vencer dificultades, coquistar, someter, domiar, dedicada a Chango deidade poderosa del panteon Yoruba Rey de Oyó. Dios del fuego y del rayo, de la guerra, de los batá, del baile, de la música y de la potencia viril. Patrón de los guerreros y las tempestades. Hijo de Ibaíbo y Yemmú, su paternidad se atribuye también a Aggayú.
A veces, se le representa como un soldado a caballo. El caballo del Orisha, acompañante inseparable, se llamaba Esinlo o Erinlo. Los Yorubas afirman que nació en la tierra y subió al cielo para ser Orisha.
En Nigeria dicen que fue el cuarto rey de Oyo y que murió suicidándose en el pueblo de Koso; desterrado por Obatalá, la leyenda relata que a su muerte la tierra se abrió y se lo tragó, y que, en ese instante, comenzó una feroz tormenta con rayos y truenos, como nunca se habían visto, que duró siete meses. Y aquí comenzó el mito del Shangó Orisha.
Uno de los patakin mas contados sobre la historias y orígenes de este Orisha, y en el que se puede ver el alto nivel de sincretismo , es el que sigue: Se dice que cierta vez, Oggún le había tendido una celada para matarlo. Pero llegó a oídos de Oyá este plan y ella fue a ver a Shangó y se lo dijo, proponiéndole que se vistiera de mujer, con sus sayas de 9 colores, y cortando sus trenzas. El aceptó la proposición; ella le vistió, consiguió un caballo blanco y un gato, montó a Shangó en el caballo, le puso el gato en la cabeza, y envió a Shangó donde estaba Oggún. Este, al ver aquellos dos focos de candela venir hacia él, huyó despavorido creyendo que era Oloni (diablo). Así surgió el mito o leyenda según el cual Santa Bárbara (Shangó) es seis meses hombre y seis meses mujer. También es por ese motivo que Oyá es la concubina preferida de Shangó. En el baile que se le dedica, en determinados momentos, se trata de exaltar la prepotencia fálica, y se acude a los movimientos del onanismo y de la cópula sexual. Este baile se hace casi siempre con su traje rojo y blanco, con la corona de rey en la cabeza y con su hacha bípeda en la mano. Es una danza rápida, violenta, lujuriosa, arrogante y desafiante. En sus movimientos, llenos de violencia y frenesí, parece como si con cada gesto de sus brazos y de su hacha estuviera matando a un enemigo imaginario. Siempre se le ve de frente, temiendo dar la espalda y que en cualquier momento llegue su enemigo, Oggún, a cobrarse lo que él le ha hecho. Oggun es su hermano y enemigo. Hay entre ellos una guerra a muerte por su concubina Oyá, que Shangó le quito y, también, por el ultraje que Oggún le hizo a la madre de este, Yembo. Al robarle Shangó la mujer a Oggún, él pensó que la deuda estaba saldada; pero no fue así, ya que Oggún le persigue a sol y a sombra. Por esta razón Shangó no da la espalda. El es el Dios de la fuerza, la vida y la virilidad. El es fiestero y buscapleitos, amigo de las camorras y muy parrandero. El repique del tambor le pierde, por eso él hizo el trueque del Ashé de la adivinación al viejo Orula, que hasta entonces, era el rey del tambor: Un día, Shangó quiso poseer el Ashé del tambor y le dijo al viejo Orula que si quería cambiar el don de tocar y bailar por el don de la adivinación del pasado, el presente y el futuro, por medio del ekuelé. Y fue así que se hizo con los bata Shango y Orula con el tablero de Ifá.